¿Qué es Mu?
--por Robert G. Harwood
“¿Qué es Mu?” Al contemplar estos *koans zen, los estudiantes a veces tienen profundas percepciones existenciales, y esa fue la pregunta que me hice. En el pasado, no tenía idea de cuál podría ser una respuesta apropiada, pero ahora una respuesta era clarísima.
Luego me pregunté acerca de otros quince koans, y descubrí que las respuestas a aproximadamente la mitad de ellos ahora eran obvias. ¿Cómo era posible? ¿Qué podría haber sucedido para que yo pudiera ver las respuestas a tales preguntas con tanta claridad?
Mientras pensaba en este tema, miré por casualidad algunos árboles al borde del camino. De repente, me di cuenta de algo que era mucho más importante que la respuesta a cualquier koan. Por primera vez, como adulto, entendí la diferencia entre lo que había pensado que eran árboles y lo que los árboles realmente son. De alguna manera misteriosa, había pasado por la “puerta sin puerta” descrita en la literatura zen. Una hora antes, había sido un científico y un hombre de negocios. Ahora era un místico. Una hora antes, mi orientación filosófica había sido secular. Ahora era espiritual. Una hora antes, había pensado que el universo era esencialmente inanimado. Ahora sabía que estaba vivo, unificado, inteligente, consciente e infinito. También sospechaba que nada en el universo sucede “por accidente”.
Pasé el resto de ese día mirando el mundo con asombro. Era como un planeta diferente. Llamé a mi esposa, Carol, y le dije que había sucedido algo increíble y que no tenía idea de qué podría pasar después. El mundo que siempre me había parecido tan predecible ahora era un misterio dinámico donde cualquier cosa podía suceder. El futuro había dejado de ser interesante y solo el momento presente atraía mi atención.
Cuando llegué a casa por primera vez, hice el primero de varios descubrimientos sorprendentes cuando nuestro gato me saludó en la puerta. Al mirarlo a los ojos, vi algo que me miraba que nunca antes había visto. Una inteligencia, o profundidad de ser, emanaba de ellos. Nuestro gato ya no era solo un gato y su bienestar me importaba de una manera nueva y extraña. Compartíamos algo íntimo. Los ojos del gato estaban llenos de presencia y ya no era sólo un animal mudo. De alguna extraña manera estábamos conectados.
La segunda cosa que me llamó la atención fue la forma en que tomé la cena. Me levanté de la mesa dejando mi plato medio lleno. Mi cuerpo estaba satisfecho, así que ya no había ninguna razón para seguir comiendo. Esto fue chocante porque no había reaccionado a la comida de esa manera desde que era un niño pequeño. No había gusto ni disgusto por la comida; cuando el cuerpo había comido una cantidad suficiente, simplemente dejaba de comer. Ya no había ningún deseo de comer como una actividad placentera dirigida por un yo interior.
La tercera cosa que sucedió fue darme cuenta de que las posesiones materiales habían dejado de tener importancia. Esa noche le sugerí a Carol que regaláramos nuestra casa. Ella se sorprendió por esta sugerencia porque amenazaba su sensación de seguridad, pero ocultó sus sentimientos al respecto mientras le explicaba que no necesitábamos nuestra casa. Al regalarla, podríamos demostrar a otras personas el vacío de la propiedad personal. [...]
Me senté y escribí una carta a un maestro zen, el único ser humano en el mundo que conocía y que podría entender lo que me había sucedido.
* Kōan significa literalmente “caso público”. Esta herramienta exclusiva del budismo zen consiste en una serie de entrevistas periódicas entre maestros y monjes aprendices en las que el primero hace una especie de pregunta o acertijo a su discípulo. Dicha formulación debe ser contestada correctamente por el alumno, el problema radica en que
la respuesta nunca será encontrada a través de la lógica, si no todo lo contrario: dejar brotar lo absurdo y lo irracional es la clave para contestar acertadamente un kōan. La respuesta no se consigue por medio de la razón, es mucho más profunda —se ubica en otro anillo del lenguaje, lejos de lo coherente, lejos de lo racional.
Preguntas semilla para la reflexión: ¿Qué significa para ti atravesar la puerta sin puerta? ¿Puedes compartir una historia personal de una ocasión en la que te despertaste y viste un mundo vivo? ¿Qué te ayuda a estar en el mundo mientras estás despiert@?
Robert G. Harwood es autor y constructor jubilado. Extracto de Verter hormigón, un camino zen hacia el reino de Dios