Moverse sin esfuerzo
- Por Gert van Leeuwen
Hace tiempo solía avanzar en la vida gracias a la fuerza de voluntad, movido por el deseo de conseguir ciertos resultados. Analizándolo en retrospectiva, me doy cuenta de que este tipo de enfoque generaba un efecto “túnel” en mi visión y que mi conciencia se veía debilitada y limitada por ello, pues me movía principalmente por ciertos anhelos y patrones automáticos que había desarrollado en mi actividad cotidiana. Llegó un punto en que me sentí agotado por estos patrones y busqué formas de cambiar estos comportamientos a través de la práctica del yoga y de la práctica de la relajación.
El descubrimiento más importante que hice fue que
la fuerza de voluntad es algo que se piensa, mientras que la relajación es algo que solo puede sentirse. Esta constatación y la experiencia del movimiento que me proporcionaba la relajación de ciertos músculos me permitió conseguir un nuevo nivel de foco y concentración.
Sin embargo, no estaba seguro de qué debía hacer para desarrollar este tipo de foco: ¿tenía que actuar desde la determinación y resolución alimentada por el ego o a través de alguna otra fuerza interna, como por ejemplo desde la conciencia del cuerpo? Me di cuenta de que podía acompasar el sentimiento de dejar ir con la respiración. Esto funcionó, y generó un cambio en mi conducta, un cambio desde el control cognitivo controlado por el ego (la fuerza de voluntad) a un control físico, de raíz emocional, mediante el cual el foco del movimiento se mantenía. Adapté la rutina de conectarme con puntos técnicos esenciales de atención en el movimiento de cada asana, en los cuales la relajación era el elemento central del proceso.
Tuve la impresión de haber encontrado la solución para un problema complejo: si completaba las asanas puramente desde el sentimiento, la excelencia en la ejecución de la técnica podía resentirse; pero si me centraba en ejecutar impecablemente las técnicas, volvería a actuar desde la fuerza de voluntad. Como pude comprobar, ninguna de las dos cosas ocurrió, sino más bien, pude mantener la técnica correcta estando completamente relajado. Esto me permitió asimismo liberarme de la visión con efecto túnel, pues mis pensamientos se aquietaron y podía percibir las sensaciones que experimentaba mi cuerpo de una forma abierta y respetuosa.
A través de esta experiencia con la conciencia pude experimentar la tensión de un modo completamente nuevo, y pude alcanzar un nuevo y más elevado nivel de conciencia. Me sentía capaz de abordar mi propia tensión desde un sentimiento de relajación y desde un contacto positivo con mi propio cuerpo. La vieja manera de actuar, enfocada en el “Yo”, basado en deseos y movido por la fuerza de voluntad, parecía francamente dura y agresiva comparada con esta nueva experiencia.
Sentí que yo no era el iniciador del movimiento, sino más bien que cuando estaba en ese estado de concentración relajada, mi cuerpo reaccionaba iniciando un movimiento a través de la respiración. Pude observar todo esto sintiéndome en paz, sin interferir en el proceso, como lo haría un observador atento.
Llegó un punto en que mi cuerpo comenzó a organizar por sí mismo el movimiento. Fue un momento maravillosamente inspirador, y sobretodo, un momento puramente físico.
Mi cuerpo experimentó una transformación, y sentí una calidez en todo mi ser. Me sentí ligero y pleno de energía y percibí una conexión transparente con el espacio que me rodeaba. A continuación, experimenté un nuevo desarrollo de la conciencia, que se sintió como si una bombilla se apagara de repente. Me sentí sorprendido y los pensamientos volvieron a inundarlo todo, poniendo fin a esta experiencia. Afortunadamente, constaté que volviendo al inicio (a la conciencia corporal) y soltando el anhelo de conseguir este fin o resultado concreto, la experiencia podía mantenerse.
Me sorprendió menos la segunda vez que esto ocurrió y por tanto la experiencia se prolongó en el tiempo. Sentía una conexión interminente conmigo mismo, pero ningún miedo. Poco a poco, recuperé una percepción más clara sobre la situación sin perder las sensaciones físicas. Este “encuentro” conmigo mismo se hacía más complicado cuando experimentaba el anhelo de volver a mi manera habitual de moverme (esto es, de recuperar el control). Y el control fue el factor que hizo que la experiencia se detuviera de inmediato. Cuando pude continuar con la experiencia de moverme sin desconectarme de las sensaciones en mi cuerpo, experimenté de nuevo un gran cambio de la conciencia, algo que podría describirse como una conciencia más elevada.
Cuando este tipo de experiencias se incorporan a la vida cotidiana bien pueden cambiar la manera de mirar y enfocar la vida. Desde este punto resulta más fácil desarrollar un sentimiento de compasión hacia los demás y hacia el mundo en general, y uno deja de sentir que está solo en este mundo. Volver a uno mismo es como volver a casa.
Preguntas semilla para la reflexión ¿Cómo te relacionas con la idea de que la fuerza de voluntad está guiada por el pensamiento mientras que la relajación es algo que solo puede ser sentido? ¿Puedes compartir una historia personal de una época en que fuiste capaz de soltar la visión de túnel y abrirte a un nuevo espacio de relajación? ¿Qué te ayuda a relacionarte con las experiencias de tu cuerpo de una manera abierta y respetuosa?
Gert van Leuwen es el fundador del Critical Alignment Yoga and Therapy y director de dos escuelas en Amsterdam y Rusia. Puedes aprender más sobre él en esta entrevista en Awakin Call-interview