Pablo Neruda's Greatest Lesson from Childhood

Author
Lewis Hyde
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La Lección Más grande de la Infancia de Pablo Neruda.
--por Lewis Hyde (Dic 09, 2013)

Jugando en el solar detrás de casa un día cuando todavía era un niño pequeño, Neruda descubrió un agujero en la valla. “Miré a través del agujero y vi un paisaje como el de detrás de nuestra casa, descuidado y salvaje. Di un par de pasos atrás, porque tuve la sensación de que iba a pasar algo. De repente apareció una mano---- la manita de un niño de más o menos mi edad. Para cuando volví a acercarme, la mano se había ido, y en su lugar había una preciosa oveja blanca de juguete.

“La lana de la oveja estaba desteñida. Sus ruedas habían desaparecido. Todo esto sólo la hacía más auténtica. Nunca había visto una oveja tan maravillosa. Volví a mirar por el agujero, pero el niño había desaparecido. Me metí en casa y saqué algo equivalente que yo tenía: una piña, abierta, llena de olor y resina, la adoraba. La coloqué en el mismo lugar y me fui con la oveja.

Nunca volví a ver la mano o al chico. Y nunca he visto una oveja como esa, tampoco. El juguete que acabé perdiendo en un fuego. Pero incluso ahora, cuando paso por una tienda de juguetes, miro furtivamente al escaparate. No tiene sentido. Ya no hacen ovejas como esa.”

Neruda ha comentado este incidente varias veces. “Ese intercambio de regalos----misteriosos--- se instaló profundamente en mi como un depósito de sedimentos,” dijo una vez en una entrevista. Y él asocia el intercambio con su poesía. “He sido un hombre afortunado. Sentir la intimidad de los hermanos es algo maravilloso en la vida. Sentir el amor de la gente que amamos es un fuego que alimenta nuestra vida. Pero sentir el afecto que viene de aquellos que no conocemos, por esos desconocidos para nosotros, que cuidan nuestro sueño y nuestra soledad, que vigilan nuestros peligros y nuestras debilidades--- eso es algo todavía más grande y más bonito porque amplía las fronteras de nuestro ser, y une todas las cosas vivas.

“Ese intercambio me hizo darme cuenta por primera vez de una idea preciosa: Que toda la humanidad está de alguna forma unida…. No te sorprenderá entonces que yo haya intentado dar algo resinoso, terroso, y fragante a cambio de la hermandad humana…..

“Esta es la gran lección que aprendí en mi infancia, en el patio de atrás de una casa solitaria. Puede que no fuese otra cosa que un juego que jugaron dos niños que no se conocían y que querían pasarle al otro alguna de las cosas buenas de la vida. Incluso puede ser que este pequeño y misterioso intercambio de regalos ser quedase dentro de mí también, profundo e indestructible, dando luz a mi poesía.”




--Lewis Hyde, de "El regalo"


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