Finding the Deepest Joy in Relationships

Author
Ezra Bayda
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Image of the WeekEXPERIMENTAR EN NUESTRAS RELACIONES LA ALEGRÍA MÁS PROFUNDA


Una herramienta muy útil a la hora de abordar y resolver las dificultades que se dan en nuestras relaciones personales es echar mano de estas tres preguntas:


¿Soy realmente feliz en este momento? ¿Qué me lo está impidiendo? ¿Estoy siendo capaz de aceptar lo que hay? [...]


La primera pregunta nos ayuda a identificar qué estamos sintiendo en verdad (con frecuencia ni lo sabemos).


La segunda pregunta nos muestra qué hay en nuestra condición – nuestras expectativas, exigencias o traumas no resueltos – que esté actuando como impedimento. Una vez hemos visto con claridad cuáles son nuestras expectativas y una vez que nos hemos ocupado de las emociones que afloran, normalmente llegamos a ese incómodo lugar donde empezamos a contactar con nuestros miedos más profundos. Por ejemplo nuestro miedo a no dar la talla, nuestro miedo a la soledad, nuestro miedo a que nos vuelvan a herir, nuestro miedo al rechazo, nuestro miedo a ceder el control, o a dejar de sentir que estamos a salvo. Puede que nuestros miedos no tengan una base lógica, pero en nuestro fuero interno todavía representan un peligro real. Eso sin duda es lo que guía tanto nuestras emociones como nuestra conducta, bloqueando cualquier posibilidad de que experimentemos una auténtica felicidad.


Por último, la tercera pregunta nos pone en la tesitura de tener que enfrentar cara a cara nuestros miedos, esos que casi siempre son responsables de la desdicha en nuestras relaciones. El hecho de hacernos esa pregunta, ¿soy capaz de aceptar lo que hay? nos invita a hacer la única cosa que nos ayudará a liberarnos de las cadenas de nuestros miedos: esto es, que les abramos la puerta y nos permitamos sentirlos de verdad. Puede que pensemos que no vamos a poder soportarlo, pero la verdad es que no queremos hacerlo, sobre todo porque se trata de una experiencia muy desagradable. Pero con el tiempo podremos desarrollar el arrojo y la confianza necesarios para sostener nuestros miedos. La experiencia nos dice una y otra vez que lo que sana es la toma de conciencia; y con eso, poco a poco aquellos miedos que en su día parecían tan robustos e inabordables, ahora podremos manejarlos mejor.


A medida que nos liberemos internamente de nuestros condicionamientos y de nuestros miedos, los sentimientos de amor y conexión propios de las relaciones empezarán a fluir de manera más natural dentro de nosotros. A medida que nuestras defensas caigan, nuestro corazón se abrirá y desde él brotará un espontáneo deseo de entrega. Descubriremos que en nuestras relaciones, la experiencia de auténtica felicidad no se debe a que se hayan cubierto nuestras expectativas, o a que hayamos obtenido lo que queríamos, sino más bien a que se ha dado una entrega desinteresada con objeto de hacer feliz al otro. Prácticamente todo padre o madre ha experimentado en algún momento la mayor felicidad a través de darlo todo sin reservas a sus hijos. Lamentablemente cuando las relaciones se vuelven más complejas esta verdad a menudo se nos olvida, sobre todo porque el miedo cancela nuestro deseo innato de entregarnos desde el corazón.


-- Ezra Bayda, extraído de "Más Allá de la Felicidad, El Camino Zen para lograr el Auténtico Gozo"


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