EL HOMBRE DE NEGOCIOS Y EL PESCADOR
Mark Albion
Un joven hombre de negocios se encontraba en el embarcadero de una pequeña aldea costera cuando una modesta embarcación con tan solo un pescador a bordo se dispuso a atracar. Al ver dentro de la pequeña embarcación unos cuantos ejemplares grandes de atún aleta amarilla, el hombre de negocios felicitó al pescador por la calidad de la captura y le preguntó por el tiempo que le había llevado pescarlos, a lo que el pescador le contestó: “solo un rato”.
Un tanto sorprendido, el joven hombre de negocios le preguntó: “¿Por qué no te quedaste más tiempo para pescar más?” El satisfecho pescador le contestó. “Con esto tengo suficiente para hacer frente a las necesidades inmediatas de mi familia. No necesito nada más.” “Pero ¿en qué empleas el resto de tu tiempo?” preguntó perplejo el joven. “Me levanto tarde, pesco durante un rato, juego con mis hijos, doy un paseo con mi esposa, camino hasta la aldea cada tarde donde degusto un buen vino y toco la guitarra con mis amigos; tengo una vida de lo más ocupada y satisfactoria.”
El joven quiso aleccionarle: “Yo tengo un MBA en Harvard y podría ayudarte. Deberías pasar más tiempo pescando, y con los beneficios comprar un barco más grande, y con los beneficios de ese barco más grande podrías comprar unos cuantos más, y al final tendrías una flota de embarcaciones pesqueras. En vez de vender tu captura a un intermediario, la podrías vender directamente a la empresa procesadora, y al final abrir tu propia conservera. Podrías controlar tanto la producción como su procesado y distribución. Tendrías que abandonar esta pequeña aldea costera de pescadores y mudarte a Los Ángeles, y más adelante a Nueva York, desde donde gestionarías tu empresa en expansión.”
Entonces el pescador preguntó: “¿En cuánto tiempo lograría eso?”, a lo que el joven contestó: “en 15 o 20 años”. “¿Y entonces, qué?” El hombre de negocios soltó una carcajada y dijo: “Esa es la mejor parte. En el mejor momento anunciarías una OPI (Oferta Pública Inicial) y venderías las acciones de la compañía al público y te harías muy rico. Ganarías millones.”
“Millones, señor? ¿y después qué?”
“Después te jubilarías, te mudarías a una pequeña aldea costera de pescadores donde te levantarías tarde, pescarías un rato, jugarías con tus hijos, pasearías con tu esposa, caminarías hasta la aldea cada tarde donde degustarías un buen vino y tocarías la guitarra con tus amigos.”
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