DAR RESPUESTA NO ES IGUAL QUE REPLICAR
Lo que está pidiendo el momento actual es que empleemos la ética de manera contundente. No deberíamos descansar por las noches sabiendo que otras personas están sufriendo. La contundencia, empero, lleva implícito el peligro, pues no olvidemos que algunos de los peores actores del mal en muchas ocasiones se justificaron diciendo que actuaban en el nombre del bien, o de Dios, o de la bandera, o de un paraíso futuro. Si nos fuéramos a apoyar en una moral supuestamente elevada y sostuviéramos que nuestros oponentes están equivocados, correríamos el riesgo de infringir un enorme daño en nombre del bien.
Mi propuesta es que contrarrestemos nuestra contundencia ética añadiéndole humildad y ternura. Para empezar, necesitamos la humildad de ejercer la auto crítica de manera sostenida. Esto requiere que hagamos algo opuesto a nuestra cultura, que es honrar las propias preguntas, sepamos o no las respuestas. Nuestra cultura premia la certidumbre, la seguridad y las réplicas concluyentes. Cuando honramos la propia existencia de la pregunta, aumentamos la probabilidad de identificar el posible daño que podamos hacer en nombre de nuestros principios. [...]
Pero qué pasa con aquello que reclama el que está aprendiendo: ¡Solo con las preguntas no basta! Después de todo, nosotros necesitamos saber qué hacer, cómo actuar, y de qué manera atajar mejor problemas concretos.
Para un planteamiento que se centra en el propio cuestionamiento y en la humildad, eso supone un gran reto. En estos tiempos a menudo se requieren respuestas originales y valientes. No basta con que repitamos las historias del pasado; también debemos escribir historias nuevas. Debemos salirnos de aquel relato y colocarnos en este nuestro lugar, uno que aún nos es desconocido y está sin cartografiar.
Pero existe una diferencia fundamental entre dar una réplica y dar respuesta a una pregunta. Una contestación a una pregunta es tajante y da por finalizada la conversación. Es más, si la mía es opuesta a la tuya, la probabilidad de conflicto se multiplica. Atravesamos una época plagada de supuestas réplicas a preguntas que apenas aportan claridad, a lo que se suma una desconexión creciente entre las personas.
A diferencia del hecho de replicar, dar respuesta a una pregunta implica una acción. Una respuesta va a depender de la naturaleza de la pregunta y será lo que le otorgue significado: permite que transforme en acción la urgencia que siento con respecto a una cuestión. Necesitamos más respuestas frente al sufrimiento humano, y menos réplicas categóricas.
Rabbi Ariel Burger es autor y pedagogo. El presente fragmento ha sido extraído de este artículo.
Preguntas semilla para la reflexión: ¿Cómo te relacionas con la noción de que una réplica es diferente de una respuesta? ¿Puedes compartir una experiencia de alguna vez en la que equilibraste la ferocidad moral con humildad y ternura? ¿Qué te ayuda a dirigirte con una réplica en vez de con una pregunta?