Sed de maravillas
- por Mirabai Starr
La vida contemplativa fluye en un patrón circular: el asombro provoca la introspección, que invoca al asombro.
Tal vez estés preparando la cena y salgas a cortar cebolletas del huerto justo cuando la luna de la cosecha se eleva sobre las laderas del este. Está llena y es dorada, como una de esas embarazadas que irradian desde dentro. De repente, no puedes soportar la belleza. Tijeras suspendidas en tu mano, lágrimas en las comisuras de tus ojos, casi dejas de respirar. Tu mirada se suaviza y los bordes de tu identidad individual se desvanecen. Estás absort@ en el corazón de la luna. Es algo natural y no hay otro lugar en el que te gustaría estar. Pero las cebollas se están quemando, así que te das la vuelta, cortas las hierbas y vuelves a entrar. Sigues removiendo la salsa y pones la mesa.
Esta no es la primera vez que te pierdes en algo hermoso. Experimentaste la liberación de la distinción sujeto-objeto cuando tomabas la mano de tu hija mientras daba a luz a tu nieto; cuando te acurrucabas en la cama con tu amiga moribunda y cantabas su Haskiveinu, la oración hebrea para un sueño tranquilo; mientras te entregabas a tus seres queridos. Te has perdido cuando se te ha roto el corazón ,después pediste el deseo de volver a levantarte y luego perdiste el miedo a la muerte. Hace mucho que renunciaste a tu necesidad de orden cósmico y control personal. Bienvenid@ al desconocimiento.
Es por eso que los momentos aparentemente ordinarios como el amanecer te deshacen. El velo se ha retirado. Sientes que todo es inagotablemente sagrado. [...] Tu alma se había formado en la fragua de las pérdidas de la vida, galvanizada en el crisol de la comunidad, fertilizada por la lluvia de la relación, bendecida por tu intimidad con la Madre Tierra. Has vislumbrado el rostro de lo Divino donde menos lo esperabas.
Y es por eso que cultivas la práctica contemplativa. Cuanto más intencionalmente te vuelves hacia adentro, más disponible se vuelve lo sagrado. Cuando te sientas en silencio y vuelves tu mirada hacia el Santo Misterio que una vez llamaste Dios, el Misterio te sigue de regreso al mundo. Cuando caminas con un enfoque decidido en la respiración y el canto de los pájaros, tu respiración y el gorjeo del carbonero se revelan como un milagro. Cuando comes tu burrito con atención, la gratitud por cada paso que condujo a la combinación perfecta de alubias, queso y tortilla, desde el grano y la luz del sol hasta la lluvia y el trabajo migrante, llena tu corazón y te hace sentir aún más inclinad@ a estar agradecid@.
Así que siéntate a meditar no solo porque te ayuda a encontrar descanso en los brazos del Amado sin forma, sino también porque aumenta tus posibilidades de quedarte anonadad@ por la belleza cuando vuelvas a levantarte. Los encuentros con lo sagrado que irradian desde el núcleo de lo ordinario te animan a cultivar la quietud y la conciencia simple. En medio de un mundo que te pide que te distraigas, esta no es una práctica fácil. Sin embargo, sigues exponiéndote. Eres indomable. Tienes sed de maravillas.
Preguntas semilla para la reflexión: ¿Qué significa para ti dar la bienvenida al desconocimiento? ¿Puedes compartir una experiencia de un momento en que lo sagrado se volvió más disponible para ti? ¿Qué te ayuda a apartar el velo?
An except from Wild Mercy.