Las personas difíciles en tu vida.
por Sally Kempton
No siempre sabemos por qué personas difíciles aparecen en nuestras vidas. Hay algunas buenas teorías al respecto, por supuesto. L@s jungian@s, junto con la mayoría de l@s maestr@s espirituales contemporáne@s, nos dicen que TODAS las personas en nuestras vidas reflejan lo que hay dentro de nosotr@s, y que una vez que aclaramos nuestras mentes y que clarificamos nuestros corazones, entonces dejaremos de atraer amigas enojonas, compañeros de trabajo irritables y jefes tiránicos. Luego está el punto de vista (no necesariamente inconsistente con el primero) de que la vida es una escuela, y que las personas difíciles son nuestr@s maestr@s. (De hecho, cuando alguien te dice que eres un@ maestr@ para él, es buena idea preguntarte exactamente qué hay en tí que él encuentra abrasivo!) Sin embargo, una cosa es clara: en algún momento de nuestras vidas, la mayoría de nosotr@s tendrá a alguien a nuestro alrededor que es un obtáculo difícil de superar. A veces pareciera como si tod@s l@s que conocemos nos están dando problemas.
Así que una de las grandes preguntas en curso para cualquiera que quiera vivir una auténtica vida espiritual sin irse a una cueva, es esta: ¿cómo lidias con personas difíciles sin ser dur@, débil o sin sacarlas de tu corazón? ¿Cómo le puedes explicar a tu amiga que sigue tratando de enlistarte al servicio de sus propios dramas, que ya no quieres ser parte de su último escenario de desconfianza y traición, pero que quieres seguir siendo amig@s? ¿Cómo puedes lidiar con el jefe cuyas rabietas aterrorizan a toda la oficina, o al compañero de trabajo que llora varias veces a la semana y te acusa de ser abrupt@ cuando lo único que intentas es ir al grano?
Yendo más al punto, ¿qué puedes hacer cuando el mismo tipo de personas y situaciones difíciles siguen apareciendo una y otra vez en tu vida? ¿Deberías atribuirselo al karma? ¿Deberías encontrar formas de resolverlo mediante discusión o incluso acción preventiva? ¿O deberías de tomar la visión verdaderamente desafiante de que las personas en tu vida que parecen pesadas, pegajosas o molestas son en realidad proyecciones de tus propias tendencias repudiadas o de sombra? En otras palabras, ¿es realmente cierto que proyectamos en otras personas las cualidades en nosotr@s mism@s que no nos gustan o desaprobamos, y que luego condenamos en otra persona los rasgos que rechazamos en nosotr@s mism@s? ¿Será que el trato con personas difíciles tiene que comenzar por descubrir qué es lo que a lo mejor necesitas trabajar en tí mism@?
La breve respuesta yóguica aquí es "Sí". Obviamente, esto no significa que debas pasar por alto el comportamiento antisocial de otras personas. (¡Ser dueñ@ de tu propia parte en una relación difícil no es lo mismo que huir de una confrontación!) Además, hay algunas relaciones que son tan difíciles que la mejor forma de cambiarlas es dejándolas. Pero aquí está la conclusión: por más que lo intentemos, no podemos controlar la personalidad y el comportamiento de otras personas. Nuestro verdadero poder radica en nuestra capacidad de trabajar en nosotr@s mism@s.
Esto, por supuesto, es Yoga para principiantes. Todos lo "sabemos", sin embargo, cuando estamos en la crisis del mal funcionamiento en una relación, frecuentemente es lo primero que se nos olvida. Así que, aquí está de nuevo: tu propio estado interno es tu única plataforma para tratar exitosamente con otras personas. Ni siquiera la mejor técnica interpersonal funcionará si lo haces desde un estado mental temeroso, sentencioso o en enojo. Tu propio estado abierto y empoderado es el punto de apoyo, el punto de poder, desde el cual podemos comenzar a mover el mundo. [...]
Después de todo, ¿qué hace que alguien sea difícil? Esencialmente, es su energía. No tenemos que ser estudiantes de teoría cuántica de campos o metafísica budista, para sentir cómo las energías que nos rodean afectan a nuestros estados de ánimo y sentimientos. ¿Qué hace que alguien sea más difícil para ti? Básicamente, tiene que ver con la forma en que tus energías interactúan con las suyas. Cada un@ de nosotr@s es, en nuestra esencia, un paquete energético. Lo que llamamos nuestra personalidad, en realidad está compuesto de muchas capas de energía: energías suaves, tiernas y vulnerables, así como energías poderosas, controladoras o irritables. Tenemos nuestras energías salvajes y retorcidas, nuestras energías bondadosas, nuestras energías libres y las encogidas y contraídas.
Estas energías, que se expresan a través de nuestros cuerpos, pensamientos, emociones y mentes, se manifiestan como la firma específica de nuestra personalidad en cualquier momento dado. Lo que vemos en la superficie, en el lenguaje corporal y expresiones faciales de alguien, es la suma de las energías que están operando en ell@s. Conforme hablamos, es la energía detrás de nuestras palabras la que más profundamente impacta a l@s demás.
El comienzo del cambio, entonces, es aprender a reconocer y modular nuestros propios patrones de energía. Entre más nos demos cuenta, es decir, mientras más podamos apartarnos y ser testigos de nuestras energías personales de pensamiento y sentimiento (en lugar de identificarnos con ellas), más fácil será trabajar con nuestras propias energías. Esto requiere práctica. La mayoría de la gente no comienza con una conciencia muy desarrollada de su propia energía o la forma en que impacta a l@s demás, y aún menos de nosotr@s sabemos cómo cambiar la forma en que nuestras energías funcionan juntas.
Preguntas semilla: ​¿Qué significa para ti estar consciente de tu propia energía? ¿Puedes compartir una historia personal de alguna vez que te diste cuenta de tu propia energía en una interacción? ¿Qué te ayuda a mantenerte consciente de tu propia energía?