Lessening the Power of Negative Emotions

Author
The Dalai Lama
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Image of the WeekDisminuyendo el poder de las Emociones Negativas. --por El Dalai Lama (Oct 19, 2015)






Estoy profundamente convencido de que el cambio espiritual real no surge solo de la oración o del deseo de que desaparezcan todos los aspectos negativos de la mente y florezcan los positivos. Es mediante el esfuerzo constante, basado en la comprensión de la mente y en cómo interactúan sus distintos estados emocionales y psicológicos, como conseguimos el progreso espiritual. Si deseamos disminuir el poder de las emociones negativas, lo que debemos hacer es localizar las causas que las provocan. Debemos trabajar para cambiar o arrancar esas causas. Al mismo tiempo, debemos reforzar las fuerzas mentales que las contrarrestan: sus antídotos. Es así como alguien que medita consigue la transformación mental que busca.
¿Cómo lograrlo? Primero debemos identificar los factores opuestos a una virtud en concreto. El factor opuesto a la humildad sería el orgullo o la vanidad, el opuesto a la generosidad sería la mezquindad. Después de identificar dichos factores, debemos esforzarnos por debilitarlos hasta reducirlos al mínimo, sin dejar de avivar las llamas de la cualidad virtuosa que deseamos interiorizar. Cuando nos sentimos más mezquinos es cuando debemos hacer un mayor esfuerzo para ser generosos; cuando nos sentimos críticos o impacientes, debemos hacer todo lo posible para ser pacientes.
Cuando reconocemos qué efectos provoca el pensamiento sobre nuestros estados psicológicos, podemos prepararnos para actuar sobre ellos. Entonces sabremos cómo equilibrar un determinado estado mental, cómo reaccionar apropiadamente cuando surge. Cuando percibimos que nuestra mente deriva hacia la ira cuando pensamos en alguien que nos disgusta, debemos detenernos y cambiar de estado mental a través de una variación en el tema. Resulta difícil dejar a un lado la ira a no ser que hayamos entrenado nuestra mente para reconocer los efectos negativos que esa emoción nos causará. Es por tanto esencial que empecemos nuestro entrenamiento de la paciencia en un momento de serenidad, no cuando estamos dominados por la ira. Debemos recordar en detalle cómo, cuando nos enfadamos, perdemos la paz mental y la concentración en el trabajo, volviéndonos desagradables para aquellos que nos rodean. Solo después de una reflexión prolongada y constante sobre todo ello podremos frenar el sentimiento de la ira.
Un conocido ermitaño tibetano que limitó su práctica a la observación de la mente dibujaba una marca negra en la pared de su habitación siempre que se le ocurría un pensamiento poco virtuoso. Tardó poco en tener las paredes completamente negras; sin embargo, poco a poco, a medida que su actitud cambiaba, sus pensamientos se volvieron más virtuosos y las marcas blancas comenzaron a ocupar el lugar de las negras. Esta misma actitud es la que debemos aplicar en nuestra vida diaria.
Sacado de: "El arte de la Compasión: La Práctica de la Sabiduría en la Vida Diaria.”, por El Dalai Lama, editado por Nicholas Vreeland.
 

Excerpted from "An Open Heart: Practicing Compassion in Everyday Life", by The Dalai Lama, edited by Nicholas Vreeland. 


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