EL ÁRBOL DE LA VIDA
A todos nos suena la poco halagadora frase que dice: “Los árboles no le dejan ver el bosque”. De igual forma se puede decir que, en lo que concierne a la mayoría de nosotros, son las hojas las que no nos dejan ver el árbol. Dejamos de percibir el Árbol de la Vida porque nuestra atención está clavada en las hojas. Estamos tan obsesionados con los millones de pequeños fragmentos de vegetación, que la existencia del árbol nos pasa desapercibida. No nos damos cuenta de que si no fuera por el árbol las hojas no podrían vivir; que precisamente es la sabia que brota de la vida misma del árbol, lo que fluye hacia las hojas y las nutre.
En el mundo de hoy el énfasis está puesto en la individualidad; en la hoja, más que en el árbol. Este es el mensaje que de incontables formas nos llega cada día: ‘Disfruta a tu manera, vive a tu manera, encuentra lo que te llena.’ Lo que nos impulsa continuamente hacia la satisfacción personal proviene de una absoluta falacia: que la hoja puede prosperar separada de la vida del árbol.
Por Eknath Easwaran. Más de este autor en http://nilgiri.org (Uno de sus libros más famosos, Tu Vida Es Tu Mensaje, debe su título a un episodio que aconteció en la vida de Gandhi: un reportero americano se acercó a Gandhi a través de la ventanilla del tren, y prácticamente sin aliento le pidió que le diera un mensaje para transmitirle a su gente. Gandhi garabateó unas palabras en un trozo de papel y se lo entregó mientras el tren iniciaba su salida de la estación. En el papel ponía: “Mi vida es mi mensaje.”)